Una vez más, pretendo aproximarme
a la literatura fantástica sin prejuicios, de frente, con la intención de
experimentar a nivel narrativo y formal, de definir bien a ocho protagonistas y
construir una trama a modo de estructura perfectamente articulada: paradojas
temporales, perspectivismo, monólogo interior y, por encima de todo, una vuelta
de tuerca al género.
De
este modo, mis referentes, más que literarios, son audiovisuales: Chronicle (2011, Josh Trank), My Own Private Idaho (1991, Gus Van
Sant), Misfits (2009, Howard Overman),
Els nens salvatges (2012, Patricia
Ferreira)… con el objetivo de aproximar la narración fragmentaria al consumo
habitual de los jóvenes (Youtube, blogs, revistas especializadas), esto es, hacer
de la intertextualidad el lenguaje formal y de contenido con el que se compone Los siete eternos. También, cómo no, dar
una imagen veraz de la juventud y adolescencia contemporánea, alejada del
buenismo predominante en la gran mayoría de literatura juvenil en la que los
lectores puedan verse reflejados de forma honesta.